Amamantamiento y Aromaterapia: Hermosa Felicidad
Había una vez, en el Reino de la Confianza, un rey y una reina que creían en la magia de la vida. Tuvieron una hija tan esperada y bonita que la llamaron Miyuki, que significa Hermosa Felicidad.
Un día, cuando Miyuki tenía dos meses de vida, se resfrió y le costaba tanto respirar que no podía comer ni dormir.
Como el médico del palacio estaba de viaje consultó al médico del Reino de las Urgencias, que quedaba no muy lejos. Le prescribió un broncodilatador en aerosol para que se lo aplique una vez cada 8 horas.
La reina llamó también a la curandera del palacio y le preguntó si podía usar en su Hermosa Felicidad el preparado que le había confeccionado cuando ella misma estuvo enferma. El frasco decía “Aromaterapia para sanar vías respiratorias al 10%”.
La curandera le contó que la poción tenía enebro, eucalipto, limón, orégano, lima, menta y lavanda en aceite vegetal, y que los niños de su familia la usaban (en una dosis muuuucho menor) pero en el caso de la princesa debía atenerse a lo que indique el médico del palacio. Después la mujer empezó a instruir a la reina sobre las opiniones de otros curanderos ya que no siempre estaban de acuerdo sobre hierbas en bebés.
La reina era famosa sanando con Shiatsu. Lo meditó y resolvió colocarse un poquitito del preparado aromaterapéutico en sus mamas, lejos de los pezones, y en su pecho y garganta sobre el meridiano de pulmón.
Tres días después había vuelto de su viaje el médico real quien al supervisar el uso del broncodilatador dado por su colega dijo “para que haga efecto debió haber dado el doble de la dosis, por lo que concluyo que la niña se curó sola”.
¡Qué ingeniosa estuvo la reina! Cuando le contó a la curandera lo que había hecho la dejó rascándose la barbilla.
Y colorín colorado, este cuentito se ha acabado.
Lic. Marisa Rau